Se suele denominar pico de forma al estado de mayor rendimiento deportivo que un deportista puede alcanzar tras un periodo de entrenamiento. Se trata de conseguir llegar lo más cerca posible al límite de capacidad que tiene un sujeto, y a su vez, si está bien planificado hacer coincidir este pico de forma con una fecha o competición importante.
Los picos de forma se consiguen mediante la planificación ordenada del entrenamiento, como la secuencia correcta de las capacidades físicas que intervienen en el rendimiento, la aplicación justa de preparación general y específica, o la alternancia equilibrada de carga de entrenamiento y recuperación necesaria para su asimilación.
Lo primero que tendremos que elegir será si utilizar una planificación con cargas concentradas (desarrollar una capacidad por encima de las otras en un periodo de tiempo corto) o con cargas regulares (desarrollar varias capacidades a la vez durante más tiempo). Esto vendrá determinado principalmente por el objetivo a conseguir, el tiempo del que disponemos y sobretodo por la experiencia del deportista. Se desaconseja cargas concentradas en deportistas jóvenes o con aquellos que tengan poco nivel físico.
¿Cuántos picos de forma podemos conseguir en una temporada? Es difícil contestar a esta pregunta con exactitud, pero lo cierto es que para conseguir un gran pico de forma necesitamos tiempo para conseguirlo y mucho entrenamiento, por lo que en una temporada es difícil conseguir más de 2-3 momentos máximos.
En atletismo, clasicamente se ha dividido la temporada en 2, pista cubierta y aire libre con un pico de forma en cada periodo, siendo normalmente más importante el 2º pico de forma. Sin embargo, esta concepción de pico de forma ha cambiado debido a que numerosos deportes han establecido un periodo largo de competición donde es difícil determinar qué momento es el importante. Por ejemplo, en tenis la temporada es una secuencia de 7-9 torneos importantes en los que hay que estar en buena forma en todos los que se pueda. En los deportes colectivos se juegan partidos todas las semanas, y aunque haya fases finales o play off, para acceder a estos se ha necesitado estar antes en buena forma para clasificarse.
Esto ha hecho reconsiderar la teoría del pico de forma, donde para conseguirlo es necesario disminuir temporalmente la forma física (cansancio por aplicar una gran carga de entrenamiento), lo cual muchas disciplinas deportivas no se lo pueden permitir. En su lugar, se trata de conseguir un estado de buena forma prolongado, de menor intensidad que un pico pero de más duración y menos tiempo en conseguirlo. Dentro de estos periodos de buena forma se puede modular para tener pequeños momentos más altos que otros.
¿Qué es mejor para la orientación, un pico o una meseta? Depende principalmente del objetivo que pretendamos conseguir. Si somos un corredor de nivel medio, cuyo objetivo es participar y quedar bien en pruebas que puntúan en forma de liga (liga nacional o liga regional) necesitaremos una meseta de buena forma para afrontar bien todas estas pruebas. Detro de estas mesetas se pueden modular periodos más altos de forma para el CEO o un campeonato regional.
Si somos un deportista de alto nivel, cuyo objetivo sea disputar un campeonato internacional o el campeonato de España, entonces necesitaremos un pico de forma en esas fechas. En el caso de España, un pico en Semana Santa para el CEO y otro en verano para la competición internacional es algo equilibrado. Para entrar a formar parte de la selección española es necesario clasificarse mediante unas pruebas anteriores, por eso para un deportista de menos nivel que no se clasifique sobradamente, necesitará una meseta de buena forma física durante las pruebas clasificatorias y un pico (si se clasifica) para la competición internacional. En este sentido, sería recomendable que las pruebas de selección no estén muy dispersas en la temporada ya que obligaría a los corredores a estar en buena forma durante mucho tiempo en detrimento de un pico de forma puntual.